martes, 21 de octubre de 2008

Cosas

Procuro no sentir por ningún ser vivo ningún tipo de prejuicio, pero ya ven, a veces, hay cosas que no se pueden evitar, si bien, puedo decir que no son prejuicios, sino juicios bien fundamentados.
En el caso de la Ceratitis Capitata, o Mosca de la Fruta, este año me ha arruinado las granadas, un poco los higos y siento que están en peligro mís naranjas. ¿Cómo no voy a tener resentimiento por este bicho tan feo?.
Y en elcaso del señor de abajo, huelga dar explicaciones de mi desprecio por tales personajes. Casi me parece justo que, en estos momentos, su muerte este dando más de sí que su vida, ahora dicen que salió borracho, no de la sala de fiestas en la que se celebraba no sé qué cuestión de una editorial, sino que habría salido tomado y bien tomado de un local de ambiente gay.... pues eso, para que lo sigan recordando los elementos fascistoides de turno con gran melancolía.


sábado, 18 de octubre de 2008

NADA TE AYUDARÁ

Nunca he sentido la tentación de creer en las teorías conspirativas, pero reportajes como este de Aaron Russo me parecen impecables, sólidos en sus planteamientos, honestos y con suficientes pruebas y citas de los propios protagonistas que acaban por aterrarme un tanto.
Aunque es muy largo creo que merece la pena verlo hasta el final, he descubierto cosas de las que no tenía ni idea y que me dan una nueva perspectiva sobre la realidad que estamos viviendo, sobre todo a raíz de la actual "crisis económica".
Llevo dos días intentando subir el reportaje pero no he podido, así que, aunque queda algo vulgar, dejo la dirección donde puede verse.

viernes, 17 de octubre de 2008

No entiendo al señor Garzón.


A mí esto de pedir cuentas a los cadáveres de un régimen afortunadamente liquidado me suena a problema emocional.

Mis dos abuelos se ejercitaron política y militarmente en el bando perdedor. Ninguno de los dos cometió tropelías, ni persiguió ni se cebó con nadie, eso me enorgullece, no todos los herederos de “rojos” pueden decir lo mismo.

Uno fue alcalde del pueblo, una aciaga noche le fueron a pedir ayuda esposas y madres de los hombres de derecha prominentes de la villa, habían sido encarcelados por eso, por ser los prominentes de derechas, unos más cafres que otros, es lo que había en el 36. En menos de 24 horas los trasladarían de cárcel y, con seguridad, les darían el paseillo, en aquel momento el poder lo tenían los que tenían los fusiles. Así que el abuelo consoló a esposas y madres, “No os preocupéis, me voy a Murcia y pido ayuda para que no les pase nada”. Y así hizo el abuelo, no sin cierto temor, que aunque él era de Izquierda Republicana sabía con quien se las podía gastar. Pudo hablar con el gobernador de Murcia, que debía ser un hombre con alma, y este le prometió que enviaría a los que pudiera para que los trasladaran de sitio con la mayor de las garantías.

Así se hizo, y los prominentes hombres salvaron el pellejo, unos se mostraron siempre agradecidos al abuelo, otros no, quizá por eso, pocos años después de acabar la guerra, un día que él volvía de sus cosas le avisaron: “El alcalde quiere verte”. El alcalde era otro prominente hombre con muy malas pulgas que le espetó: “Nos han dicho que fuiste tú V el que mando matar a X en el 34”. X era un pobre carnicero que prestó unas cuerdas a la guardia civil que detuvo a unos revolucionarios de pacotilla que armaron un gran jaleo en la pequeña villa cuando las revueltas del 34, el prestar las cuerdas le costó la vida dos años después, lo asesinaron atado a un árbol.

Mi abuelo no perdió la compostura: “¿Quién ha dicho eso?”, “Nos lo ha dicho Z”, “Pues que venga Z aquí y lo repita delante de mí”, afortunadamente llamaron a Z, y Z al presentarse y ser otra vez preguntado al respecto exclamó “Pero este V no!, el otro, fue el otro”. Es lo que tienen los pueblos, que los parientes a veces llevan el mismo nombre y apellido, el V bis era primo de mi abuelo, jefe de aquella revuelta de ladronzuelos y salvapatrias y seguramente instigador del asesinato del carnicero, hombre ladino que después del crimen pasó la frontera y se quedó a vivir en Francia.

El alcalde, al darse cuenta de la equivocación masculló un palabro y añadió “Qué suerte tienes V, que de todas te escapas”. Qué ganas le tenían a mi abuelo, que odio tan inexplicable.

Mi otro abuelo, más bohemio, simplemente fue piloto de aviación con el ejército republicano. Al terminar la guerra alguien lo denunció, y tuvo que aguantar un año de cárcel en la Prisión Provincial.

Y como esta historia debe de haber cientos en toda la Península.

No entiendo a los nietos de la Guerra Civil que quieren ajustar cuentas todavía, pero tengo mi propia teoría. No soportan no haber participado en una derrota oficial del franquismo, no soportan la idea, dados a sus principios políticos de izquierda, no haber formado parte de un golpe maestro que hubiera acabado con el régimen de Franco entre vítores y aplausos de la población.

Es un eterno complejo este que tienen tantos españoles, algunos herederos de prominentes ciudadanos que en su día hicieron negocios en tiempos franquistas. El régimen de Franco se estableció, no solo por una imposición y victoria militar, sino también por la apatía de una ciudadanía que, simplemente, quería vivir con un mínimo de tranquilidad aunque fuera una vida en precario, con lo justo, eso era mejor que la inseguridad de una época de enfrentamientos donde las ideas políticas, en muchísimas ocasiones, habían sido solo un pretexto para saldar cuentas personales en una sociedad pobre, pobre de espíritu, pobre en lo cultural, pobre en el ánimo.

Ahora un juez acusa a los gobiernos democráticos de haber sido tibios. Gobiernos democráticos que permitieron que un día, en las Cortes, se volvieran a sentar La Pasionaria (aquella que le dijo a Calvo Sotelo algo así: “Este va ser el último día que hables”, y vaya que si lo fue) junto a otros “diputados” franquistas y del movimiento, los de grandes discursos nacionales y piadosos. Y a lo mejor tiene razón el juez, a lo mejor, lo más afortunado tras la muerte de Franco hubiera sido organizar unos tribunales a lo Nüremberg que, sin tener a mano Goebbels a los que juzgar, hubiera pedido cuentas a los hombres prominentes del momento sobre la limpieza franquista de los años posteriores a la Guerra Civil. Dejando a un lado, claro, las limpiezas que hicieron internamente ciertos grupos de izquierda y republicanos, dejando a un lado el anticlericalismo furibundo que quiso ver en la estampa decimonónica de curas y religiosas el peor de los males de nuestro país.

Me duele este país de eternas nostalgias y complejos varios, a estas alturas, a los nostálgicos de camisa azul y banderas en ristre, a los eclesiásticos que siguen exigiendo disculpas a los herederos de muchos de lo miles de fusilados por Franco, hay que sumar los nostálgicos de supuestas ideas progresistas.

Y mientras, el ciudadano medio, seguirá pagando impuestos para que los eminentes funcionarios hagan mal su trabajo, esperando hasta algunos años que se resuelva cualquier proceso judicial por nimio que sea o cruzando los dedos para que una amenaza en el entorno familiar no se convierta en una sentencia de muerte.

Y Machado resuena: Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios, porque una de las dos Españas ha de helarte el corazón.”

martes, 14 de octubre de 2008

La crisis en sencilla explicación

Y esta explicación es de finales del 2007...