Perdonen que utilice una de las frases de Roberto Saviano en su Gomorra, pero creo que es la mejor forma de iniciar este post.
Yo sé, ciudadano presidente, cómo es la vida en Venezuela, o, al menos, cómo es la vida de algunos ciudadanos. Yo sé, por ejemplo, que aunque el sistema burocrático y funcionarial de ese país apenas ha funcionado correctamente en decenas de años, asfixiado por la corrupción y el desorden, ahora sí funciona para mantener viva una lista negra de venezolanos no afectos al régimen. Yo sé que aquellos que firmaron libremente para solicitar su revocación como presidente están en esa lista negra. Yo sé que muchos ciudadanos venezolanos, tras llegar usted al poder comprobaron que, lejos de gobernar para todos democráticamente, usted pretendía, y lo consiguió, modificar la Constitución para perpetuarse en el poder. Yo sé que esos ciudadanos, de toda condición económica y social, están malditos en Venezuela.
Yo sé que hay maestros que han perdido su trabajo por haber firmado, yo sé que hay jubilados, ya ancianos, que no podrán beneficiarse de algunas ayudas estatales, muy convenientes a sus menguadas economías, porque firmaron, yo sé que hay funcionarios venezolanos amenazados con despidos y pérdidas de pensiones caso de pronunciarse en manifestaciones contrarias a su régimen. Yo sé que muchos empleados de la gran compañía petrolera que usted intervino tuvieron que salir de Venezuela escondiendo hasta sus documentos oficiales por miedo a las represalias de su régimen, porque también firmaron.
También sé que la vida en Venezuela vale cada vez menos. Que las fuerzas de seguridad del estado están implicadas en actos de acoso, chantaje, secuestro e intento de homicidio de muchos empresarios. Yo he visto las manos rudas, agarrotadas, de piel sufrida por años de trabajo físico de ganaderos que llevaron la riqueza a su país y han tenido que salir de él víctimas de amenazas que se podían cumplir en cualquier momento. Lo han perdido todo, y lo más triste, han perdido la ilusión de haber vivido en un país donde las orquídeas crecen en los árboles frondosos como los jaramagos crecen en los solares de mi tierra ibérica.
Yo sé, ciudadano presidente, que no debo firmar esto con mi nombre y apellidos, porque pondría en peligro vidas, porque pondría en peligro permisos y visados para ver familias reencontrarse. Yo sé, señor presidente, que Venezuela estaba mal antes de que usted llegara al poder, pero que tras su estancia presidencial, ad aeternum si nada lo remedia, solo ha hundido aún más a un país lleno de riqueza desaprovechada por filias y fobias políticas, por vanidades televisivas, por alianzas entre mediocres.
Yo sé, ciudadano Chávez.
2 comentarios:
Le puede la soberbia.
beso.
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