viernes, 12 de septiembre de 2008

Qué bonito sería, si hubiera sido verdad....

Hola a todos,

Dos meses después aquí estoy. Ha sido un abandono del blog imperdonable, porque abandonar el blog es también abandonar a sus visitantes, a sus comentaristas... qué puedo decir excepto que lo siento, pero el trabajo, tan ligado al medio internáutico me cansa muchas veces, me abruma, la pantalla acaba por agotarme, con dificultad ligo a ella el disfrute....

Pero bueno, hoy pongo un post, un vídeo que ví hace tiempo, después de años sin ver esa pelicula dedicada a San Francisco de Asís y dirigida por un Zefirelli que no es precisamente santo de mi devoción.

La película es... soportable, muy hippie, una visión del santo de Asís muy peliculiar, casi un musical. ¿Lo mejor?, la última escena, el encuentro de Franceso e Inocencio III, un Alec Guinnes transmutado más bien en Julio II, que Zefirelli quizá no sabía que Inocencio III fue un Papa muy joven e imberbe (además de belicoso) que despachó al santo con un consentimiento para que este diera carácter oficial a su orden de frailes pobres.

Estas escenas pues, tienen poco de histórico y mucho de utópico, pero están bien concebidas y Alec Guinness consigue emocionar, aunque reconozco que, esta vez, el doblaje de Felipe Peña supera un tanto los escasos minutos de trabajo del sir inglés.



5 comentarios:

Dardo dijo...

Abandone Vd., estimado Barón, el blog todo lo que necesite. Pero no se abandone Vd. Disculpas ninguna. Y menos después de una "rentré" como ésta: un ataque a través de la caridad y la humildad a las estructuras romanas. Vd. indudablemente está empapado de reforma hasta la médula. Gracias a eso y a su escritura sosegada, que evidencia un espíritu entrañable, le debemos consejos y entradas impagables.

Tengo que leer sus entradas más antiguas. Yo también he abandonado un poco tanto mi blog como el de aquellos, que como el suyo, me ha aportado momentos y sugerencias enriquecedoras.

Tenga buen ánimo, amigo, para este nuevo período. Recobre fuerzas y tenga un sano egoísmo para darse mejor a los demás.

Un cordial y afectuoso saludo. Y que todo le vaya bien.

Dardo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cósimo dijo...

Mil gracias Dardo, inmerecidas algunas, pero gracias.

Yo creo que sin los San Francisco se haría muy difícil mantener cierta atención sobre la Iglesia Católica. No caeré en la ingenuidad de creer que una Iglesia eminentemente descalza ganaría algo, pero sí me convence la idea de una Iglesia, al menos, sin calzado de boutique. Pocos sabrán que el verdadero Inocencio III tuvo que aguantar abucheos de camino a su sede, en una época en la que la supervivencia de la Iglesia Institución pendía de un hilo.

La mejor frase de este Inocencio III, tan cinematográfico, es la de "Estamos incrustados en las riquezas y el poder." El problema, a mi juicio, no es el ornamento en sí, sino el valor excesivo que se le da, la acumulación, el sobreprecio, la hipervaloración de lo accesorio y el consecuente cinismo "este hablará con los pobres y hará que vuelvan a nosotros".

Gracias una vez más Dardo.

Freia dijo...

¡Ay! "Hermano sol, hermana luna", con aquella música de Donovan... La vi en el cine Ideal de Alicante, creo recordar que tenía 15 años y
6º de bachiller y reválida recién terminados. Salí enamorada de San Francisco, de lo que decía y encantada con aquella historia de amor encubierta entre San Francisco y Santa Clara. Tampoco Zefirelli es santo de mi devoción pero en aquella época adoraba las películas de ese tipo, aunque reconozco que me quedé más con el personaje y su relación con la santa que con el tema de la renovación de la Iglesia.
Tenéis razón los dos en vuestros comentarios. Hoy por hoy, es impensable, por utópica, una revolución de pie descalzo en el seno de una iglesia católica en la que sus dirigentes alientan Opus Deis y fulminan teologías de la liberación. Al papa Ratzinger, excelente teólogo y Dardo sabe que hemos hablado de ello, le puede su excesiva soberbia como Papa. Quizá por ello la imagen de San Francisco sigue hablando de renovación y frescura y profundo sentido cristiano, aunque en el caso de la película estuviera pasado por el filtro de lo melifluo y una estética hippy no exenta de una cierta cursilería.
Totalmente de acuerdo Baron con su acertado comentario de la interpretación de Alec Guinnes y el fantástico doblaje de Peña

Cósimo dijo...

Hola Freia! gracias por venir por aquí.

Si, Francesco es ´como un imán, es el gran desafío, siempre es el gran desafío, especialmente para la clerecía que está de vueltas de todo, para los cínicos y también para los supeteólogos, para los grandes discursos sopesados e hilados discursos.

Por eso estas escenas son tan idílicas y frescas.

Bueno, espero poner otros post no muy tarde. hasta pronto entonces.