miércoles, 6 de febrero de 2008

Ciegos guiando a ciegos


Mi habitual buena predisposición a las dificultades de un trabajo en grupo, algo que me hace abandonar mi floresta y las copas de mis árboles preferidos, topa de una manera vehemente con la falta de sensatez de algunas personas.



Y vuelvo a hacerme la vieja pregunta: ¿Por qué tantos insensatos y seres irracionales acaban por conseguir liderar un grupo?, ¿qué hace que unos mediocres, sordos y ciegos, acaben llevando al ocaso a un grupo de trabajo (ya sea remunerado o voluntario)?, ¿acaso se esconden tristes almas que rechinan por no destacar y sienten satisfaccción por llevar a mal termino las empresas de otros?.



Y entonces me vuelvo a mis copas.

11 comentarios:

Ana dijo...

Permítame el latinajo, milord.
STULTORUM NUMERUS INFINITUS EST.

Está demostrado que cuanto más guapos están callados, más se obstinan en abrir la bocaza, llamar la atención, disfrutar autoescuchándose sin saber muy bien lo que dicen, ni si es o no sensato...

El trabajo en grupo, en estos casos, se hace tedioso a la par que imposible si no es a la mayor gloria del modorro de turno.

Respire hondo cerca de un eucalipto. No le garantizo nada, sino un poco de calma fragante.ç

Suerte!

Dardo dijo...

Yo le confieso que para mi lo de trabajar en grupo es complicado. Como me gusta tenerlo todo muy atado y perfecto (cada vez menos), tiendo a sentirme insatisfecho en trabajos comunitarios. Le peor es que lo hago saber; y entonces es peor.

En esto como en otras cosas. Hay mucha física y químicas humanas. No es el que más vale; sino el que mejor se vende.

Por otra parte trabajar en grupo debería ser lo propio de nuestra naturaleza. Además. ¿Qué es esta sociedad, sino un inmenos trabajo en grupo?.

Claro. Por eso hay tantos desastres humanos. Todos ciegos siguiendo a un tuerto; que es el que pasa por rey en el país de los ciegos.

Freia dijo...

Le envidio Sr. Barón por su buena predisposición a los trabajos en grupo. Yo, como Dardo, y en mi caso particular como reconocida neurótica, son perfeccionista hasta lo obsesivo-compulsivo. Lo cual no quiere decir que haga las cosas bien, sino lo que yo considero que es hacerlo bien, que no siempre coincide. Si además le une, muy a mi pesar, un cierto carácter mandón... pues imagínese Vd. ¡qué linda labor de grupo haría yo! Con todo, le puedo asegurar que cuando se ha dado el caso de trabajar en grupo, he intentado por todos los medios hacer una labor coral, sin pretender destacar.
Eso sí, si cuando lo intento y me encuentro de jefe de grupo a un cretino estúpido, incompetente, que además juzga y tira por tierra mi parte del trabajo, entonces....
Entonces, le aseguro Sr. Barón, que no soy tan delicada como Vd. en las definiciones y salen de mi boca sapos y culebras, aunque no quede nada bien en la mismísima reencarnación de doña Amalia de Llano y Dotres (jeje, voy a acabar por creérmelo).
Ya empiezo yo a entender por qué, de vez en cuando, necesita Vd. subirse a los árboles.
Los almendros están empezando a florecer. Acuérdese de mi si decide trepar a uno de ellos.

Freia dijo...

¡Ah! Se me olvidaba. Como siempre, exacta y adecuadísima la elección del cuadro. Al menos esta vez, no necesito preguntarle por título y autor, ni siquiera por lugar.
Eso es una inyección tal a mi ego que no va a haber quien me tosa en una temporada.

Cósimo dijo...

Arbol, Dardo, Freia,... parece que coincidimos en una cosa fundamental ¿creeis que podríamos trabajar nosotros cuatro en grupo?

Saludos.

Dardo dijo...

¡Pero qué socarrón nos ha resultado ser, Cósimo!.

Creo que ninguno de nosotros es gregario, según parece.

Veamos si puedo trabajar con Vds.:

Con Arbol me lo impide el que formo parte del grupo de los estultos y de los que disfrutan.
escuchándose. No les quiero engañar. Aunque con el tiempo me he convertido un experto escuchante del prójimo.

Con nuestra Freia me sería imposible. Soy tan mandón como ella. He cogido un tic típico de poner orden en clase que aplico en exceso. Aunque antaño explotaba como ella; hogaño sirvo la venganza en frío que es así un plato con una explosión de sabores. Sin embargo con ella "trabajaría" en grupo a la hora de hacer la Guía Michelín de gastronomía o de acudir a un lunch gratis de una inauguración de una exposición.

Y con Vd., apreciado Cósimo, tampoco; porque ya ha advertido que le grillan los insensatos. Precisamente mi tribu urbana.

Saludos cordiales a todos Vds.

Ana dijo...

Aprovecharé que llego de una reunión similar a un claustro pero en modo conspirativo.

Trabajo extraordinariamente bien en grupo si el líder es más listo que yo. Eso es muy infrecuente.

Trabajo mejor sola, pero cuando encuentro un buen equipo soy jodidamente discreta y participativa, sin el menor interés por ser la protagonista de la peli.

Creo que me resultaría muy divertido trabajar con un estulto reconocido, mandón y maniático. Soy una experta en hacer reir a los cascarrabias. Dardo sería un buen compañero de equipo, siempre que yo fuera el líder.
Freia es mandona como yo, así que si consiguiéramos no competir, seríamos extraordinarias, como siempre. Las mujeres trabajando juntas somos jodidamente eficaces.

Y con el Barón ya formo equipo, puesto que yo soy árbol.

Creo que la clave es querer que las cosas salgan bien. Si ése es el objetivo, acaban saliendo, aunque sólo sea por tozudez.

Beso triple.

Dardo dijo...

¡Pues sí que nos ha resultado Vd., Dª. Arbol, expeditiva, resolutiva, clara y y lo más lacerante: marisabidilla!. Al menos, nuestro Cósimo -dada su elegancia-, guarda las formas; pese a que esté también en las coronas de los árboles con algún que otro toque de lamento material.

Pero ningún estulto, precisamente por eso, puede aguantar al lado suyo a una espabilada; créame, es algo insufrible. ¡Con lo encantadoras que son las tontas competentes!.

No, decididamente no; no es buena cosa que Vd. sea mi lideresa. Y le confieso que mi experiencia es que conecto mejor con las jefas que con los jefes. Aquéllas me han escuchado siempre y me he sentido algo así como un consejero áulico aunque algo eunuco. Y le confieso que me he sentido bien en este papel que me ha liberado de tomar decisiones pero que me ha puesto muy cerca para influir en quien las toma. ¡Y vaya que sé influir con suaves formas; lo que no sé es mandar directamente!. Soy un defensor del matriarcado; lo considero más eficiente y sensible. Pero, amiga, castra; ¡vaya que si castra!. Mi ideal de jefa es el siguiente: que sepa menos que yo, que tenga formas suaves y que no me delegue demasiado y así me libere de carga.

De todas maneras lo que tenemos claro es que el principio de división del trabajo es natural a la especie humana; y su corolario es la necesaria cooperación (trueque, comercio, intercambio, etc. -en defintiva intercambio de habilidades y de competencia)) entre todos.

Dª. Arbol. Me asustaría tenerla como jefa. No sé por qué, me temo que no me iba a hacer ni caso; me iba a abroncar a placer y me iba a saturar de expedientes. ¡Lo siento; lo mismo que Vd. ha tenido buena intuición conmigo; a la vez la representación de tenerla a Vd. como jefa me ha hecho experimentar un incómodo escalofrío!.

Saludos cordiales.

Ana dijo...

Buena intuición, señor Dardo.

Si parte usted del prejuicio de que soy una marisabidilla sólo porque ESTOY CONVENCIDA de que no quiero gente menos lista que yo por encima de mí (y tampoco por debajo, dicho sea de paso)sólo me demuestra que su estrategia es inútil conmigo (las buenas maneras sólo sirven para acompañar buenas ideas, como doy por hecho que sabe).
Mis formas (buenas o malas es una duda que siempre tendrá) no enmascaran mis intenciones, y eso debería ser considerado virtud... a pesar de ser del sexo opuesto al suyo.Cambio de idea, que rectificar es de sabios.
Si usted no me concede el beneficio de la duda, no encuentro argumentario suficientemente sólido para que yo se lo conceda a usted.

Con mis respetos, tiene usted razón: no podriamos trabajar juntos, aunque intuyo que le pica el gusanillo.

Saludos cordiales :)

Freia dijo...

¡Valiente grupo íbamos a formar! jaja. Mandones de ambos sexos, marisabidillas (dos), estultos... Me parece a mí que el sr. Barón, el más predispuesto de los cuatro al trabajo en equipo, se lo ha olido y ha puesto pies en tronco/polvorosa inmediatamente.
Con todo, cosas más raras se han visto. A lo mejor, planteado un común interés, podríamos perfectamente conseguirlo.

Dardo, si tiene Vd. posibilidad de hacerse inspector de la Michelín, por favor, no lo dude... llámeme; yo ya no sé qué hacer para conseguirlo. Por lo que respecta a los lunch gratuitos en las exposiciones, me temo que son ya todos previo pago. Eso sí, en el entreacto de los conciertos del Auditorio, las consumiciones las pagamos un tercio de los que nos acercamos al ambigú (¡qué preciosa palabra!) y el resto se zampa las patatas, los canapés y las pastas de té de gratis que decía un colega mío del trabajo.

Cósimo dijo...

Haya paz, haya paz!... convendremos entonces en trabajar juntos cuando consigamos pertencer todos al grupo de los inspectores de la Michelín...