jueves, 8 de mayo de 2008

De monstruos y monstruosidades


En ocasiones hay algo peor que leer, escuchar o ver las noticias. Esa moda del mediodía o día entero de las tertulias o las "editoriales" de los autónomos periodistas me lleva a reflexiones momentáneas.


Cuando todavía no me había terminado de creer que las autoridades de la antigua Birmania no habían hecho nada por sus ciudadanos ante la inminente llegada de un huracán, los periodistas me recuerdan que hay monstruos que dejan las historias cinemáticas en mantillas.


Dos periodistas "debaten" si el tal Fritzl (y que perdonen los Fritzl del mundo) es un enfermo o, simplemente, un monstruo malvado. Reflexión del periodista, señor no se qué de los deportes de la cuatro: es un enfermo, porque alguien que hace algo así y no se arrepiente es un enfermo, está claro. Sin comentarios


No sé cuanto tiempo le dedican a este y otros engendros locales en la televisión y en los medios, creo que demasiado. Reconozco que lo que ha ocurrido es tan increible que tiene perplejos, al menos, al occidente y oriente que se ha enterado de esto, pero quizá habría que cortar y no alargar el tema con detalles cada vez más espeluznantes.


El mal existe, y es la opción más recurrida por los seres humanos. Y el mal puede llegar a ser extremo, dictado, analizado y razonado, sistemáticamente aplicado, conscientemente inyectado hasta en la propia sociedad.


Una señora que llama al programa dice que el monstruo está poseído... mala argumentación la de las posesiones, aunque hay un tal padre Fortea por ahí que esta doctorado y masterizado en ellas, pero son también el recurso de la indirecta disculpa, a mi parecer.


El monstruo cree que ha sido benévolo, al fin y al cabo no los mató a todos, se limitó a torturarlos durante 24 años.

7 comentarios:

Freia dijo...

Sí a todo, sr. Barón.

Efectivamente, el mal y la maldad existen. No entiendo esta manía que les ha dado a unos cuantos de disfrazarlos y buscar peregrinas excusas. Existe la maldad, como existe la muerte, por mucho que esta sociedad se empeñe en negarlas. Ha existido siempre y seguirá existiendo; forman parte de la naturaleza humana, como la bondad, la alegría, la vida.

Llevo muchos meses pensando muy seriamente en recoger 500.000 firmas y enviar al Parlamento una iniciativa ciudadana, en la que se solicite que los diferentes contertulios, "debatidores" y "tertulianos" que pululan por las diversas televisiones y se desplazan de emisora en emisora, sean declarados oficialmente parásitos y condenados al más duro y cruel de los ostracismos, a ver si nos vemos libres de esa plaga.
Cuídese sr. Barón que el tiempo está inestable y en los jardines la umbría suele ser compañera de la humedad algo insana.
PD. ¡Ay Gante, Gante... qué recuerdos más hermosos!

Lucía dijo...

No suelo ver la tele y por lo que dices veo que no me pierdo nada interesante.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Es una penita intentar estar informados. Se le abren a uno las carnes teniendo que saber estas cosas, que además vienen aderezadas con unas dosis de morbo que dan pavor.

En fin, Milord, usted cuídese mucho y procure resarcir al mundo de tanta maldad, en la medida en que pueda.

Un beso de árbol.

Cósimo dijo...

Freia, me apunto a lo de las firmas, muy bien pensado. Esos autónomos periodistas cobran por 3 minutos de frases en 45 minutos de tertulia, una pasta... es totalmente injustificado, son como una mancha estética que habría que borrar.

¿Se refiere al políptico de Gante?, con relación a la imágene que he puesto?, pero yo me servido de un trocito de una obra del Bosco, auqnue reconozco que van Eyck me gusta más como pintor, porque es más pintor. Pero el políptico es precioso desde luego.

Lucía, es usted muy inteligente. Mi tiempo diario de televisión se reduce a unos 30 minutos, quizá 45, algo más los fines de semana, solo películas y muy raramente. Aunque confieso que me enganchado a Daños y Perjuicios... ya veremso lo que dura mi pequeño entusiasmo.

Hola Árbol, desde luego lo peor de la información es la repetición machacona que se hace de ella, insultante para el espectador y las familias de los afectados ¿dónde están ahí los comités de ética?.

Cuidense todas, yo ya lo hago, por prescripción médica y con ánimo alegre, hay que prevenir y mejorar la calidad de vida.

Abrazos estimadas.

Freia dijo...

Querido Sr. Barón:

Con la alusión a Gante intentaba referirme a que el cuadro de El Bosco con que nos ha ilustrado la entrada se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Gante (si la memoria no me falla), aunque la última vez que lo vi, curiosamente, se encontraba en los sótanos de San Bavón (apenas un piso más abajo que el políptico de Van Eyck), porque el museo se encontraba cerrado por obras. Aunque puede que como don Jerónimo tendía, de vez en cuando, a hacer varias copias del mismo tema quizá su ilustración del "Cristo con la cruz a cuestas" esté en otro lugar. Un abrazo

Cósimo dijo...

Mil perdones Freia. Ya me extrañaba a mí que pudiera ser error suyo... La conclusión es evidente: yo no he visto esta y otras muchas obras en vivo, no he estado en Gante, por eso al leer Gante me vino a la memoria el políptico pero no el museo belga. No conozco otra versión de Cristo portando la Cruz de manos de Hyeronimus Bosch.

Freia dijo...

Buenos días Sr. Barón. Me permito aconsejarle que cuando la bonanza venza a la maldad y se decida a bajar del árbol, uno de los primeros sitios que visite sea Flandes. Yo no conozco más que Brujas y Gante, pero valen la pena, se lo aseguro. Aunque uno no puede evitar a veces la sensación de que la primera parece un decorado puesto ahí para los turistas (de tan hermosa que es), lo mejor son sus museos (podrá hartarse de Memlings). La segunda en cambio late con vida propia, siendo menos espectacular arquitectónica y paisajísticamente. Por supuesto, no deje de acercarse a San Bavón a ver el políptico. Para mí es de las pinturas más impresionantes que he visto en mi vida.

Jejeje, sr. Barón. De todas formas, yo jugaba con ventaja. Me he pasado algún que otro año dedicada a la vida y obra de El Bosco, teniendo además en cuenta que en Madrid, con el Prado al lado de casa, resulta un privilegio poder estudiarlo. Curiosamente, de todo el tiempo que le dediqué y le dedico he llegado a la conclusión de que no se sabe de él verdaderamente nada o casi nada. También es verdad que conté con dos grandes maestros a los que conocí en los tiempos de universidad y que son dos auténticos referentes: Isidro Bango Torviso y Fernando Marías Franco. De la mano de ellos y con el Prado al alcance de la mano, así cualquiera ¿verdad?
Un abrazo