martes, 1 de enero de 2008

Porque, al final, siempre vamos en La Nave de los locos II

La condesa, que ha cubierto con una manta el descanso del doctor, le da los buenos días, él se alegra de verla en cubierta, ella le agradece que la ayudara la noche anterior y le pregunta qué fue, No esperará que se lo diga, ambos ríen. Los niños de la compañía de flamenco hacen una trastada, la víctima saluda de manera especial a la condesa.

La condesa piensa que en ese barco sólo se lo pasan bien los niños, el doctor dice que si por él fuera los tiraría por la borda. No ha tenido infancia?, yo persuadí de niña a mi hermano de que bebiera lejía y le dije a mis padres Solo quería saber si podía matarlo... el doctor vuelve a reír, Pues yo me creía todo lo que me decían, cuenta Schuman, pero a los 12 años tuve una experiencia con la asistenta y mi madre la despidió... Ah, al menos hay esperanza para usted, apunta la condesa.

Por la noche habrá una fiesta y la condesa quiere saber si el doctor irá, pero quizá no sabe bailar, Hasta que punto me cree tan torpe? La condesa le dice que parece poco imaginativo, demasiado recto, poco servicial y encantador, Sí, encantador, y es aún más encantador cuando se ruboriza.

En la fiesta el capitán y la condesa hablan del doctor, ella le dice que hay 3 razones para que un hombre se embarque, o está enfermo, o quiere viajar o huye de la justicia. El doctor, dice el capitán, tiene una grave patología cardiaca.

Aparece Schuman, que ha asistido a una mujer en un parto. Bailan un vals. La condesa se empieza a sentir mal, Me podría dar algo esta noche... no me quiera aleccionar... intenta decirme que soy una adicta?. Aguante, le prometo ayudarla en el momento necesario.


2 comentarios:

Dardo dijo...

Feliz año, Cósimo. Que en esta navegación errática que tenemos, nos asista la cordura sin necesidad de ser ayudados por otros sedantes que no sean los de la ética y la estética.

M dijo...

Voy a sujetarme bien la cordura, por si acaso....